Paquita la del Barrio: la imagen que ni la muerte calla.

Por Carlos Quesada

“Fallece Paquita la del Barrio”. Apenas había terminado de leer el título cuando, en cuestión de segundos, en los parlantes del gimnasio comenzó a sonar  Rata de dos patas, como un homenaje espontáneo a la cantante.

Vivimos en un mundo hiperconectado, donde la información fluye a una velocidad impresionante. No importa dónde estemos o qué estemos haciendo, las noticias nos llegan en segundos, en pequeños pantallazos que nos resumen lo que está ocurriendo en cualquier rincón del planeta. Esto no es ninguna novedad. Ya sabemos que estamos expuestos a una avalancha constante de información a través de múltiples canales.

Pero hay momentos en los que esta hiperconectividad nos permite reflexionar sobre fenómenos más profundos. Esta mañana, mientras estaba en el gimnasio, recibí una alerta de un periódico: “Fallece Paquita la del Barrio”. Apenas había terminado de leer el título cuando, en cuestión de segundos, en los parlantes del gimnasio comenzó a sonar  Rata de dos patas, como un homenaje espontáneo a la cantante.

Desde la perspectiva de la creación de imagen, este es un caso fascinante. ¿Cómo es posible que una artista, en el instante mismo de su fallecimiento, genere una reacción tan inmediata y natural? La respuesta está en la construcción de su imagen pública. Paquita la del Barrio no sólo fue una cantante, sino un personaje bien definido. Su voz, su apariencia, sus gestos y su actitud fueron los estímulos que moldearon la percepción que la gente tenía de ella. Y cuando la percepción se consolida, se crea la imagen.

Una imagen bien construida genera opinión, y la opinión colectiva se convierte en reputación. Pero no cualquier reputación: una que trasciende fronteras, que sobrevive al tiempo y que, incluso después de la muerte, sigue siendo coherente y legítima. Esto es clave. Muchas veces se asocia la creación de imagen con la manipulación o la falsedad, pero la verdad es que una imagen basada en mentiras se derrumba tarde o temprano. La de Paquita, en cambio, permaneció firme a lo largo de su vida y seguirá vigente más allá de su fallecimiento.

Este ejemplo nos deja una lección clara: construir una imagen no es un lujo ni una estrategia exclusiva de celebridades o instituciones. Es un proceso fundamental para cualquier persona, empresa u organización que desee generar impacto y credibilidad. Una imagen bien articulada, con estímulos verbales y no verbales alineados, da paso a una reputación sólida. Y cuando la reputación se mantiene en el tiempo, se convierte en legitimidad.

Paquita la del Barrio nos demuestra que la imagen bien construida trasciende. Su voz, su mensaje y su presencia no desaparecen con su muerte, sino que permanecen en la memoria colectiva. Ese es el verdadero poder de una imagen coherente.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *